Largo camino con curvas

Mirando hacia atrás, no estaba muy segura acerca de cuál sería la deliberación que tomaría respecto de mi futuro al salir del colegio. El ambiente que me rodeaba era un poco tenso. Por una parte, escuchaba a mis compañeros de clase jactarse de ya tener claro hacia donde iban o la opción que habían tomado en pos de su futuro.

Mientras tanto; en mi cabeza se llevaba a cabo una revolución, por un lado quería tomar en consideración lo que decían mis padres, por el otro; lo que yo quería hacer, pero ¿Cómo dejar contentos a ambos? Era complicado y como mencionaba anteriormente, el clima no era el más adecuado para tomar una decisión tan grande y que sin duda alguna; marcaría mi existencia en esta amplia faja de tierra. Mi madre intentó buscar solución y al psicólogo me envió, el hombre era bueno en su trabajo y a pesar que intentaba aclarar mis ideas, solo me confundió más.

El camino a la decisión final fue largo, ingresé a una carrera de Artes Visuales y al cabo de un año me retiré, mis padres me dejaron pensar acerca de mi futuro y que decidiera sola…

Luego de haber descartado opciones, me decidí por la Educación General Básica.

Una primera pregunta que surge de este viaje retrospectivo es ¿Por qué la carrera Educación General Básica?, tomando en cuenta toda la problemática que engloba a la educación en el mundo, específicamente la situación en la que se encuentra inserta nuestro país. Decidí por el camino más difícil, quizás porque me gustan los desafíos; esa, posiblemente sería la respuesta más simple y menos pensada, pero hay algo más, un algo que se ha ido despertando en mí durante el transcurso de mis años de estudio.

El desafío es el punto inicial para todos quienes ingresan a una carrera, independiente del área que ésta sea, lo que cambia es el enfoque de éste. Nuestra perspectiva es bastante amplia, considerando el no menor enunciado “Se educa para la vida”, dicho esto, puede parecer aún mayor el desafío, el que se irá matizando con nuestro ser. Es ese “algo más” antes mencionado que marcará la diferencia en mi quehacer, es aquello que siento que puedo entregar, partiendo desde mis fortalezas, donde será mi labor, saber cómo utilizarlas para descubrir las de mis alumnos, con el propósito de que ese mañana que empecemos a construir dentro de la sala de clases; sea esperanzador, donde los contenidos encuentren un justo equilibrio con el aspecto valórico, que hoy en día ha sido a mi parecer tan descuidado.

Siguiendo con la idea anterior, pero ahora enfocándola al papel que desempeñaré como docente, dentro de la sala de clases en este camino a la pedagogía. Hace surgir una nueva Interrogante ¿La calidad de mi rol docente, influirá en la vida de mis alumnos? –Creo que de todas maneras influirá, porque pienso que una vez que dos vidas se intersectan, ninguna de las dos puede parecer indiferente a la otra. El lazo de unión entre el docente y el alumno es clave para su desarrollo.

No olvidemos el significado de la palabra “Pedagogía” que viene del griego paidón = niño y gogos = conducir, en estricto rigor era la persona encargada de llevar de la mano a los niños, hoy en día por extensión se les llama así a los maestros, quienes caminan de la mano de los niños en su proceso de educación, con el fin de adentrarlos lo más preparados al siglo XI.

En un mundo que cambia a velocidades jamás antes imaginadas, nuestros niños no pueden quedar a la deriva, por esta razón, encuentro de vital importancia el rol del docente, ya que en muchos casos puede llegar a cubrir la carencia de apoyo por parte de los padres y la sociedad, entregando de esta forma algo más que contenidos, sino herramientas para enfrentar el mundo en el que hoy se encuentran insertos.

¹…“De mayor envergadura aún son los desafíos que por el lado formativo enfrenta nuestro sistema escolar. En este frente, los colegios se hallan puestos en una situación más desfavorable que nunca.

No cuentan ya con el apoyo de las familias, cuyo rol formativo se ha debilitado en la mayoría de los hogares, ni cuentan tampoco con el sostén de una cultura (un núcleo de valores) en condiciones de orientar la conducta social. Más bien, existe una abigarrada diversidad de dioses, concepciones de mundo, ídolos y ofertas valóricas que compiten por la devoción de las nuevas generaciones. Reinan la confusión y la incertidumbre. En estas circunstancias, los padres exigen a los colegios que afirmen un claro principio formativo que ni ellos ni la sociedad ofrecen”…

Una vez más, la mochila que cargan los docentes se satura de responsabilidades y obligaciones, la sociedad de hoy intenta cosechar donde no ha sembrado y culpa a otros (docentes) de la poca productibilidad de sus campos, sin embargo, quiero enfocar mi rol docente, en no formar víctimas de una de una sociedad enferma y triste, donde se educa a niños y jóvenes los que luego son imputados por ella misma. Más bien, quiero encauzar mi pedagogía en la formación seres trascendentes y resilientes, ante un futuro que es esperanzador, si existe unión, entre quienes trabajan por aquellos que construirán el mañana.

Ahora bien, para finalizar este ensayo ¿Fue correcta la desición tomada?

Después de haber efectuado un momento de reflexión, detenerme en el porqué de mi elección, referirme a grandes rasgos respecto al rol docente y ver qué pasa en mi país; puedo afirmar que he tomado la desición correcta. Entré a un mundo que aún necesita de gran ayuda, perfeccionamiento, autovaloración a través de quienes ejercen y ejerceremos la profesión; y revalorización por parte de todos en nuestro país, ya que muchas veces, esta maravillosa labor ha sido pisoteada, marginándola del resto de las profesiones. Es a pesar de todas éstas adversidades que digo Si a mi elección y que me enorgullezco de querer ser Profesora.